Dicen saberlo las familias, las escuelas, las empresas, las organizaciones sociales, el Estado, sin embargo, somos miembros de una sociedad con una fuerte tendencia al sedentarismo y con amenazantes cifras sobre obesidad en nuestra población, principalmente en edad escolar.
Pero en realidad ¿qué sabemos? o ¿qué tan importante es saber de algo, si no tiene efecto en la consecución de un beneficio? El saber, históricamente ha estado asociado a la Educación, por lo tanto si queremos aproximarnos a los porqués de un escaso desarrollo de cultura deportiva en nuestro país, veamos que ocurre en nuestras instancias formativas fundamentales: la familia y la escuela.
En las familias, en términos mayoritarios somos hijos, nietos y bisnietos de personas que escasamente cultivaron de manera sistemática actividad física o regularmente se educaron a través del deporte; Educar es la clave por que el simple partido en el barrio, aunque puede ser mejor que quedarse en casa sin hacer nada útil, no representa necesariamente un espacio educativo en valores y salud integral, si no ¿qué hacen fuera de las canchas, las botellas de alcohol u otros “estimulantes” o “relajantes” después del partido? ¿Y los juegos infantiles? Por ejemplo en los cumpleaños de niños, la práctica del juego de la “silla musical” en su versión competitiva, basado en la exclusión de personas, como en los realilty show actuales. En cambio, son pocos los juegos que incentivan la solidaridad y la colaboración en nuestra más tierna infancia. Al respecto, podríamos practicar el mismo juego de la silla musical, pero en su versión basada en la colaboración, es decir, no se eliminan personas, sino tan solo las sillas, siendo la idea del juego en su final la formación de una estructura de niños, colaborando para equilibrarse en una sola silla, es decir, se sacan las sillas y los niños entienden que la colaboración y la búsqueda de equilibrios los lleva a aprender logros desafiantes y un final más feliz. La oportunidad y alternativa de aprender mejor existe y está al alcance de la mano.
Por otra parte, en las escuelas, a parte de las 2 horas de educación física y la posibilidad de algunos colegios de desarrollar disciplinas deportivas para formar sus propias selecciones, derecho pagado por cierto en muchos casos, no se incentiva un mayor conocimiento sobre los deportes, sus valores, técnicas, destrezas y reglas del juego, así como tampoco se promueven dentro o fuera del aula, estilos de vida sana, que entre otras cosas, incentiven una nutrición balanceada y actividad física y recreativa complementaria. Sin embargo, una sociedad como la nuestra, no está condenada a no superar este tipo de problemáticas desde su génesis.
Cambiar la cultura deportiva de un país pasa por una serie de actos y voluntades en diversos frentes, no excluyentes, si no más bien con enfoques integrales, que asuman la existencia de sistemas humanos, perfectibles y que en base a su capacidad de proyectar una mejor sociedad, la suma de proyectos por un cambio positivo en nuestra cultura deportiva le darán sentido, contenido y dirección a este cambio deseado.
Esta vez, pondremos atención sólo a dos niveles estratégicos, de los varios existentes, sobre los cuales puede generarse un cambio positivo y sustentable para entender el deporte como una “Nueva Cultura del Desarrollo”.
Profesionalizar el Deporte y el Ámbito Deportivo: Hoy en día, existen una serie de nuevos programas a nivel de educación superior: diplomados, postítulos, postgrados, en ciencias del deporte, nutrición y gestión deportiva. Actualmente, universidades e institutos asumen el estatus profesional que debería tener el deporte para su mejor desarrollo. Con perspectiva de futuro habrá mayor calidad e innovación en el desarrollo del deporte. Si bien es cierto, algunos de estos programas son de calidad internacional, como el Diplomado Internacional en Psicología del Deporte, otros tendrán que mejorar sus programas, en la medida que vayan incorporando a especialistas de mayor nivel en esta área del saber también científico. Lo positivo es que ahora si existen instancias para apostar a una especialización certificada, que con el tiempo vaya acreditando a los profesionales responsables de programas y proyectos en diversos campos de la actividad deportiva, sean tomadores de decisión, formuladores de políticas o ejecutores de programas.
Fomentar el Deporte Social como Estrategia de Superación de Problemas Sociales: En medios sociales, donde faltan oportunidades, se ejercen violencias de todo tipo y las carencias abundan, el deporte puede levantarse como medio, estrategia y fin pedagógico, es decir, como sistema de aprendizaje de habilidades, destrezas y valores. Cuántas veces hemos escuchado equívocamente a las autoridades del país, que “hay que combatir la pobreza, ganarle la batalla a la delincuencia, enfrentar la guerra contra las drogas”, todo ello impregnado con un lenguaje de confrontaciones, atacando los problemas por sus consecuencias y no por sus causas. El deporte y su universo simbólico, cuando es practicado y fomentado como sistema de aprendizaje y no solo como práctica de carácter físico, estimula la realización de un esfuerzo mayor por superarse en la vida. Fundación ASCIENDE® en la promoción de METHAS®, proyecto inspirado en la resiliencias sociales y la optimización del rendimiento de las personas, en donde se aprende a desplegar habilidades sociales y psicológicas para la consecución de metas, ha ido descubriendo y abriendo nuevos caminos en donde la ciencia, la paz y la paciencia generan resultados más sustentables para el desarrollo humano-social. Educar en el deporte es educar para el desarrollo y, en su fundamento y práctica, es educar para la vida.
Profesionalizando en ámbito deportivo y fomentando el Deporte Social, son dos de los varios aspectos que estratégicamente pueden favorecer un cambio cualitativo y positivo en nuestra cultura deportiva y en sentido mayor, propiciando una nueva cultura del desarrollo. La sociedad organizada en sus más diversos niveles tiene la palabra.